de la Noche Cósmica. Los escritos ocultistas han estado siempre perplejos ante esta pregunta: ¿qué es lo que hay más allá de nuestra propia visión, que existe, que nunca terminará aunque se hunda el propio Universo, aunque existan o no existan dioses o se admitan dioses y no dioses? Pero, de pronto, siempre habrá surgido la respuesta dando como definida la existencia de una cosa: el Espacio. El simbolo de Espacio Infinito, para dar la graficidad del Infinito Inmanifestado, se logra al pensar en la no existencia del Infinito Espacio. Porque si lo ima- ginamos como no existente, entraremos en el caos de la Idea, cosa im- posible en el caso del hombre frente a la Naturaleza y a la vida. De ahí que siempre se conciba al Espacio Infinito, ya sea en sus formas ausentes o presentes, reales o abstractas, presentes o futuras. Y si la mente humana es impotente para concebir el Espacio Infinito co- mo cosa orgánica explicable prima facie, menos podrá considerarse capaz de calificarlo de Nada, porque Nada es ya de por sí una cali- ficación que merece respuestas, una especie de misterio que ya es necesario develar, lo que equivale a dejar definitivamente afirmado que el Espacio es una Realidad equivalente y presente, pero nunca su- jeta a la caracterología de las cosas animadas o inertes. Es bueno advertir que estando el Infinito Espacio al margen de todos nuestros sentidos, lógico es que no se lo reconozca comió indi- 24, | Macus ÍNcocNITO vidualidad manifiesta, y el pensamiento, al tratar de localizarlo, se afirma en una antiquísima concepción de esta Realidad. Que las Esencias de las Cosas no tienen formas definidas, ni se distinguen de por sí, ni están sujetas a condiciones. Que, no obstante, pueden ser análogas a lo que conocemos y a lo que no conocemos, o tener una diferencia fundamental. Que ni el pensamiento mi la pa- labra logran tales diferenciaciones, y cuando un profeta deba con- testar preguntas semejantes, guardará un prudente silencio. come corresponde. A lo más podrá responder, simplemente: Es. El pensamiento abstracto no logra, por más que se lo propongz, alcanzar lo Infinito en su sentido de concepción, ya que lo finito no es la medida de lo Infinito, ni tampoco lo temporal puede abarcar io eterno ni lograr la aprehensión de la cadena de causación que reco- noce la causa sin causa o la existencia por St. Vale decir que, desde cualquier ángulo que nos coloquemos, hay una concepción del Espacio que significa o simboliza lo que de- seamos ubicar como Infinito Inmanifestado, Esencia Suprema de Ser, y que habrá de manifestarse antes que su forma y su acción. Porque ya lo dice un viejo axioma: “en la noche Cósmica estaba en perpetina ensoñación la Causa Eterna”, con lo cual se alude a los días y noches cósmicos, a los que con diversidad de nombres se refieren las doc- trinas ocultas. Todos los sabios están contestes en afirmar que existe una ley rítmica que rige las cosas por infimas que parezcan, y que por eso el TODO se manifiesta en períodos alternados: expresión o día cósmico, y la inmanifestada noche cósmica. En la llamada Noche Cósmica, esa Causa Eterna está como re- vestida de un sueño profundo que habrá de despertar un día para convertirse en perfecta manifestación. Día cósmico y crepúsculos que anuncian la moche Cósmica. Una causa y un efecto se repiten ince- santemente en días revelados, en noches inmanifestadas, todo sin interrupción por ley inexorable, arcana; verdades que han sido dadas La DOCTRINA SECRETA DE LOS ROSACRUCES wi por los grandes iniciados que actuaron de instructores de la Thuma- nidad. Los iniciados en tales misterios agregan que todas las doctrinas esotéricas, ya se trate de budismo, kábala, induismo, etc., afirman que la desconocida Esencia procede de la Eternidad, en gradaciones activas y pasivas. Las leyes del Manú la citan como el devenir de los dias y noches de Brahma, cuando el Dios duerme y cuando está activo. Que en los períodos de actividad esa Esencia se manifiesta de adentro para afuera, en rigor de una ley inmutable; que el universo de los fenómenos visibles significa un último escalón del edificio de una gran potencia cósmica activa que se desarrolla de acuerdo con esos principios. De tal manera, cuando se torna a la situación pasiva, la Esencia divina se vuelve hacia adentro, disolviéndose en universos, para quedar de nuevo las tinieblas rodeando el caos. De ahí que se diga que la espiración de la desconocida Esencia crea el universo y la inspiración lo destruye. Maquinar eterno del universo, que es una rueda en incesante giro que jamás se paralizará. Tratadistas de la talla de Spengler fundamentan su universalidad filosófica de manera harto esotérica, y en su Decadencia de Occiden- te, asi como en los libros en que ha tratado la tesis de la evolución, nos dice: “Las coexistentes fuerzas universales de atracción y repul- sión necesitan evidentemente ritmo en su actuación y determinan un inmenso periodo durante el cual prevalece la fuerza repulsiva y pro- duce una universal difusión. Son periodos alternados de evolución y disolución.” Otro aforismo nos adelanta que la luz mo existía porque no se había encendido la lámpara del Espíritu. Si consideramos la Realidad como Espíritu, puede ser el caso de que no lleguemos a fijar bien la idea del aforismo; pero, si nos ate- nemos a un principio sabio de la antigüedad, podemos referir que tanto detrás de la materia como detrás del espíritu existe una fuerza permanente que se reduce a Esencia, y que esa Esencia, sin ser ni r 26 Macus INCOGNITO espíritu ni materia, constituye la raíz, la fuente, el venero de la ma- teria y del espíritu. Vale tanto la parte llameante de una bujía como todo el halo que forma la misma en luz y oscuridad. La parte oscura que surge precisamente porque la llama existe, forma una zona que en ocultis- mo se denomina Llama Oscura, y que sin ser luminosa ni ardiente, es un producto de la candela vital que ostenta la bujía. De ahí la afirmación de que la Esencia es el Espíritu del fuego, ya que no fue- go propio, y que las cualidades del fuego no son principios tenidos por Esencia, sino productos del fuego. Por eso es bueno tener presente que la dormida Causa Eterna no es Espíritu, de acuerdo con la equivalencia del vocablo. sino el hueco, el espacio en que la llama emerge y se mantiene para lograr los otros fenómenos de proyección. Difícil será explicar tmbién el otro aforismo que revela que el Tiempo no existía porque el Cambio no se había producido, pues el que no posea la verdadera noción del tiempo —según la concepción filosófica que informa que el tiempo no es duración de existencia, sino medidas o cambios de esa existencia— no comprenderá que sin cambio no puede haber tiempo. El hecho de que exista actividad sin evolución, sin desarrollo, no se debe a que exista la noción de tem- po. El Ser no conoce el tiempo, ya que el tiempo es la resultante de esa actividad. de esa evolución. de ese desarrollo. Los modernos fi- lósofos establecen los diversos conceptos de duración y tiempo de la siguiente manera: Que la duración no existe sin cambios notables de las cosas; que el tiempo pertenece por medios sensibles a la duración, referida las más de las veces por fenómenos que tienen analogía con el movimien- to de los astros o la rotación de la Tierra, etc. Que el concepto de tiempo surge del mismo movimiento en igual forma que se observa en los astros, ya que ese movimiento es lo que nos parece que deter- mina el tiempo. Que la definición del tiempo es una sincronización La DOCTRINA SECRETA DE LOs RosAckucrs 2 de factores coexistentes entre sí y que de extraña manera se miden estos movimientos con la máquina de un reloj. La conciencia del tiempo también nos la dan las acciones del pensamiento y las diversas emoziones que se perciben en imágenes mentales, tanto en la vida activa como durante el reposo. No Alai ría el tiempo para nosotros sin esas transmutaciones y sin esos vai- venes a que el sueño y la